Dice en su informe “Impactos de la crisis económica-financiera para las inversiones energéticas a nivel global”, que la caída de la actividad económica y de la demanda de energía tendrá como resultado, a corto plazo, una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, a medio/largo plazo, los bajos precios de los combustibles fósiles, más la depreciación de los derechos de emisión en el mercado europeo y los problemas de financiación podrían reducir las inversiones en proyectos de energía limpia, incrementando los proyectos energéticos basados en combustibles fósiles.