El teletrabajo mejora la productividad de las empresas por la cantidad y la calidad del trabajo que realiza el teletrabajador. Además, ofrece ventajas tanto para el trabajador como para la empresa. En el primer caso, el teletrabajador puede elegir los momentos más adecuados para realizar su trabajo, consigue mayor concentración, experimenta un descenso en sus niveles de estrés, y reduce los gastos de tiempo y dinero derivados de los desplazamientos a la empresa, con el consecuente ahorro ecológico. En cuanto a la empresa, disminuye los gastos derivados de un proceso de selección y reduce los costes de infraestructura.
Además, el teletrabajo tiene carácter innovador, como fórmula para adaptarse a una nueva situación, ya sea personal o profesional. El teletrabajador reorganiza y redefine sus tareas, su tiempo y la relación con sus compañeros, y el directivo debe cambiar de mentalidad en lo referente a la forma de gestión, y organizar el trabajo por objetivos.