El cambio es pequeño, pero llama la atención: cada vez hay más tapones de plástico que se quedan unidos a los envases tras abrirlos. El nuevo diseño no es muy intuitivo y resulta más incómodo que el anterior. Esto se nota, sobre todo, en el caso de las botellas pequeñas, porque dificulta bastante beber directamente de ellas. ¿A qué se debe este cambio? ¿Por qué los fabricantes adoptan un diseño que desagrada al consumidor?