Las vacaciones tienen una huella significativa en el medio ambiente. Desde la elección del transporte para llegar y moverse en el destino, hasta nuestras actividades y hábitos, todo suma. Y algunas acciones típicas del verano tienen un gran impacto ambiental. Bañarnos en el mar con crema solar, dejar abandonados en la arena envases de plástico desechables tras un pícnic playero, llenar la piscina a diario o abusar del aire acondicionado. ¿Es posible disfrutar del verano sin dañar el planeta? Sí, pero hacerlo implica un cambio de actitud y la adopción de medidas responsables. A continuación, repasamos los principales impactos ambientales que generamos, ya sea de manera consciente o sin darnos cuenta, y ofrecemos algún consejo sobre cómo mitigarlos.