Las grandes tabaqueras han comenzado a comercializar en España
cigarrillos de "reducida propensión a la ignición" --es decir, que si no
se fuman activamente se 'autoextinguen' antes de consumirse por
completo--, a fin de adaptarse a una normativa europea que pretende que,
en el caso de una mala utilización durante el consumo, haya un menor
riesgo de ocasionar un incendio accidental.